La música nos acompaña a lo largo de la historia de la humanidad y a lo largo de la historia de cada uno de nosotros y nosotras. Cuando somos niños ya vivimos en un entorno donde la música es clave en todos los rituales que como sociedad realizamos: nacimientos, ceremonias, cumpleaños, fiestas, …Siempre está presente y generando diferentes improntas en nuestro cuerpo a través de las emociones.

Todos tenemos músicas, canciones significativas que nos recuerdan un momento u otro de nuestra vida y nos transportan a un lugar determinado, activando las emociones que vivimos en aquel momento. Cuando estamos tristes o contentos elegimos diferentes canciones en función de nuestro estado anímico, porque ello nos va a ayudar a poder canalizar mejor nuestra emoción o resonar con ella. Por regla general, solemos preferir músicas que se correspondan a nuestro estado anímico, y esto es positivo porque así nos permite integrar, vivir y experimentar lo que nos está sucediendo emocionalmente.

Es importante que nos permitamos sentir la música, puesto que esto nos va a provocar una serie de beneficios muy importantes para la salud, tanto a corto como a largo plazo.

La música nos producen los siguientes beneficios:
– Nos conecta con las emociones asociadas al recuerdo que nos despierta.
– Activa o relaja nuestro sistema nervioso autónomo: acelera o enlentece nuestro pulso, nuestras respiraciones.
– Escuchar música nos producirá una relajación o activación, en función del tipo de música elegida.
– La música nos permite canalizar y expresar nuestros estados emocionales.
– Escuchar música repercute positivamente sobre los niveles de diferentes hormonas y neurotransmisores: por ejemplo, aumentan niveles de dopamina, endorfina y serotonina (responsables de sensaciones placenteras) y reduce niveles de cortisol (hormona responsable de estrés).

Esperamos que pudiendo ver y entender todos los beneficios que nos aporta escuchar música podáis ofreceros ese autocuidado y recojáis una herramienta más para acompañaros en vuestro día a día.