Mereces cuidado, amor, atención, mimitos al despertar, al acostarte, mereces que te digan cosas bonitas y que tengan detalles contigo, que te hagan sentir lo mejor del mundo y qué te acompañen en lo peor. Que te den el apoyo y la energía para acabar bien el día y sobretodo para salir de esos días que parecen no tener fin. Si mereces todo eso. Empieza a creerlo. ¿Cómo?
- No exijas amor observa quién te lo da. A veces queremos mucho a alguien y esperamos que de ahí venga lo mejor, algunas veces es así, otras no. Si nos estancamos en esa relación esperando algo que no hay el resultado que obtendremos es algo que no nos hace bien. Pon atención y tu cariño a quién te hace sentir bien.
- Una buena relación contigo es el mejor ejemplo para los demás. Cuando una se trata bien, se cuida bien y se atiende cómo merece el entorno empieza a cambiar. Proporciónate el amor y el cuidado que mereces. ¡No es un tópico! Funciona. ¿Por qué? Porque lo que no está dentro no puede estar fuera. Empecemos desde dentro.
- El amor está dentro. No está en el aire es algo que sucede dentro de ti. Empieza a hablarte bien, a mandarte mensajes bonitos si aquellos que te calman y te hacen bien, aquellos que te animan y te permiten sentirte segura y confiada. ¿Por qué si nos hablamos mal qué ganamos? Todo lo contrario a lo que merecemos y lo peor que empezamos a creer que las cosas buenas les pasan a los otros, no a nosotras. Crear una buena (mejor buenísima) relación contigo te ayudará en todo.
- Quiérete y quiere desde el adulto. Quiere y quiérete desde la mirada del adulto. Sí, si miramos a los demás desde nuestra necesidad de ser amados del niño o la niña que fuimos puede que no encontremos algo bueno para nosotros o por lo menos que no sepamos expresarlo y poner orden cuando toca ponerlo. Piensa, visualiza y empodera tu mirada adulta desde ahí podrás querer sin ahogarte en la necesidad del otro.
Empieza a crear una inmejorable relación contigo y con lo que eliges!
