¿¿Quieres decir que no soy vago, tonto ni estoy mal de la cabeza? Es un sugerente título de Kate Peggy y Raimundo (¿“You Mean I’m Not Lazy, Stupid or Crazy?!) y refleja la vivencia de la mayoría de las personas con TDAH que no han sido diagnosticadas. A lo largo de su infancia y la adolescencia han oído como sus padre y profesores se quejaban de que no se esforzaban, de que fallaban ante tareas sencillas, que son desordenados o de que son muy intensas.

Las personas con trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH) saben que, sin tener un problema mental evidente, algo no va bien desde la infancia o la adolescencia.

  • La sensación de que su cerebro funciona de manera diferente; organización, planificación, empezar a hacer una tarea, terminar las cosas
  • La percepción de que hay cosas que los demás hacen de manera sencilla y rutinaria, pero que a ellas les cuesta la misma vida: levantarse y acostarse, hacer una cola, leer unas instrucciones o un formulario.
  • Una biografía en la que todo lo dejan a medias, todo les aburre: “no termino ningún libro”, “me he volcado mucho en varias aficiones y deportes pero lo dejé”, “he cambiado de trabajo mil veces”, “he empezado muchos proyectos pero …”
  • La experiencia de que sacan mucho menos partido de sus capacidades que otras personas: “tiene mucho potencial, pero no se esfuerza”, “es muy vaga “, “lo deja para última hora”
  • Evitan estudios, trabajos, proyectos, pues, aunque sean capaces intelectualmente, no se fían de su constancia.
  • La frustración es frecuente y, aunque poco duradera, contribuye a evitar nuevos planes, proyectos, relaciones. “Es que soy tonta”, “esto no sirve para nada”, “todo está mal”
  • Sus amistades, familiares y parejas les acusan de ser “demasiado intensos”, “demasiado francos”, …
  • Su rendimiento es muy bueno si algo les motiva muchísimo, o es nuevo, si es a ultima hora, pero si ese plus desaparece el rendimiento está muy por debajo de lo mínimo aceptable. “Me canso en seguida”
  • Sienten, en conclusión, que la vida les resulta agotadora y complicada si se comparan con personas de iguales capacidades.

Estas experiencias nos ocurren a todos en diversas ocasiones, pero si son una constante a lo largo de la vida de una persona, es recomendable descartar la existencia de TDAH. Especialmente en el caso de las mujeres.

¿Por qué especialmente en las mujeres?

  • Porque el TDAH se consideraba un problema de varones. Hasta hace poco pensábamos que era un problema de aspectos vinculados a comportamientos, y se hablaba de reacción hipercinética. Pero ahora sabemos que los problemas se extienden a otras áreas como la atención y las funciones ejecutivas, la impulsividad, las emociones, el sueño, etc. Los varones tienen problemas de comportamiento con mayor frecuencia y entonces es más sencillo realizar un diagnóstico.
  • Porque el TDAH se considera un problema de niños. Hasta hace poco pensábamos que el TDAH desaparecía con la edad. Hoy sabemos que algunos aspectos pueden mejorar, como la hiperactividad, pero muchos otros no e incluso las repercusiones suelen ser más graves (impulsividad). El TDAH, no se cura con la edad, uno se las apaña como puede y adapta toda su vida a sus características de funcionamiento.
  • Porque el TDAH se asocia a otros problemas mentales. Las personas con TDAH asocian con mucha frecuencia dislexia, ansiedad, depresión, trastornos alimentarios, trastornos del sueño, etc, muchos de los cuales son especialmente prevalentes entre las mujeres. De esta forma, con frecuencia se interpreta erróneamente los problemas del TDAH (inquietud, atención, memoria, sueño, etc) como secundarios a otros problemas mentales y el abordaje no es adecuado.
  • Porque el TDAH se considera sinónimo de estudiante malo e hiperactivo. Pero las niñas pueden no ser hiperactivas en absoluto, y debido a la ansiedad compensar muchos problemas del TDAH (errores, impulsividad, despistes) a expensas de gran sufrimiento, rigidez, dedicación absoluta a un proyecto, y comprobaciones y listas obsesivas. Se consigue rendimiento bueno o excelente, pero a expensas de mucho trabajo, sensación de estrés y desbordamiento, y abandono de otros aspectos importantes de su vida (amigos, salud, familia).

Cómo se hace el diagnóstico

  • El diagnóstico solo necesita de una entrevista clínica realizada por un clínico experimentado. En algunas ocasiones, es necesario una valoración neuropsicológica , especialmente si existen ciertos trastornos asociados (p.e. dislexia, inteligencia baja, etc)

¿Y si no quiero tratamiento con fármacos?

  • El TDAH tiene un tratamiento muy eficaz pero no debe tratarse sistemáticamente, únicamente si existen consecuencias desagradables.
  • Con frecuencia, el hecho del diagnóstico y el conocimiento sobre el TDAH ya le permite a la persona entender su funcionamiento y biografía, y planificar de una manera mucho más efectiva y con menos sufrimiento.
  • En ocasiones, puede ser muy útil tratamiento con psicología para mejorar las funciones ejecutivas (planificación, organización, etc) y finalmente existen medicaciones estimulantes y no estimulantes que pueden suponer una gran ayuda.