Ansiedad

Ansiedad y Trastorno de ansiedad generalizada (TAG)

By septiembre 25, 2020No Comments

La ansiedad constituye una respuesta de nuestro organismo, seleccionada por la evolución por su utilidad para sobrevivir, con el objetivo de adaptarnos a situaciones que pueden suponer una amenaza. De este modo, nos prepara para enfrentarnos a ellas, o para huir y alejarnos de la fuente de riesgo. Se trata, por tanto, de un mecanismo saludable y protector.

  Sin embargo, una especial vulnerabilidad personal, o la existencia de acontecimientos traumáticos en nuestro pasado, junto a la complejidad de nuestra vida actual, provocan en muchos casos la hiperactivación de ese mecanismo inicialmente beneficioso. De ese modo nuestro cerebro, y nosotros con él, vive en situación de alerta constante, sin la capacidad para retornar al deseado estado basal de estabilidad.

 Las manifestaciones de esta hiperactivación crónica se observan tanto mentalmente (pensamientos de amenaza, rumiación constante, reaparición de recuerdos ansiógenos, miedos desproporcionados, sensación de que algo grave va a ocurrir en todo momento) como físicamente (taquicardias, inquietud motora, falta de aire, sudoración profusa, temblor, aparición de dolores generalizados tras periodos largos de ansiedad constante).

  La intervención terapéutica, tanto mediante tratamiento psicofarmacológico como psicoterapéutico, va dirigida a intervenir sobre las estructuras cerebrales responsables de la gestión emocional de los estímulos sensoriales, los recuerdos y las reacciones aprendidas consciente e inconscientemente en nuestro pasado, con el objeto de “reaprender” a reaccionar, y a vivir con tranquilidad, fruto de una correcta gestión de los estímulos externos e internos. 

Existen otros trastornos psiquiátricos (TOC, fobias simples, trastorno por estrés postraumático, trastorno de pánico, depresiones) con evidentes puntos en común con la Ansiedad y el  TAG. 

Por todo ello, una valoración adecuada y un diagnóstico precoz de estos trastornos influirá muy positivamente en el pronóstico, y en la calidad de vida, de las personas que lo padecen.