Seguramente sabías que estamos compuestos de más del 70% de CO2, y quiero que sepas que esta tiene gran relación con nuestras emociones. Ahora hablaré de ello.
El agua no es sólo el elemento que usamos para refrescarnos e hidratarnos y nos mantiene vivos. También tiene relación con nuestras emociones. ¿Te lo habías planteado?
Nuestras emociones, por ponerlo de alguna manera, campan por nuestro interior a través del medio acuático que forma el cuerpo: ¿será por eso que nuestro cuerpo parece calmarse cuando se sumerge en el agua? ¿Será que la sensación de flotar regula nuestro estado y nuestras emociones? Muchos estudios parecen apuntar los grandes beneficios del agua en la regulación emocional. Pues, ¡todos a la piscina! mejor ¡al mar! Qué gustazo ¿verdad?
Bien, esto no se queda aquí. Las moléculas del agua parecen transformarse literalmente con las distintas ondas y vibraciones que emite nuestro estado emocional.
Así cómo lo oyes, Dr. Masaru Emoto en sus publicaciones sobre el agua y las emociones muestra cómo la emoción afecta a las moléculas del agua a través de fotografías especializadas que te animo a buscar. En sus publicaciones describe cómo las distintas ondas parecen afectar de manera distinta a las moléculas y con ello en su forma.
¿Podemos entonces influir en nuestro estado físico cuidando nuestro estado emocional? ¿Cambiará nuestro estado si nos enfocamos y entrenamos buenos sentimientos?
PARECE SER QUE SI. Entonces, ¿Cómo se hace?
- Cuida los pensamientos que tienes.
- Pon atención a lo que alimente buenos sentimientos.
- Busca a lo largo del día destellos de conexión y armonía contigo.
- Cuida las relaciones, sobre todo, la que tienes contigo.
- Trátate bien y háblate bien.
Así tus emociones estarán en un buen medio acuático.
Mercè Morán.