Se dice que en cada uno de nuestros días pasamos por casi todas las emociones existentes. Todos los días de nuestra vida podemos sentir emociones agradables y emociones desagradables. A diario vivimos situaciones que nos pueden entristecer, alegrar, enrabiar, sorprender, frustrar… pero cierto es que en función de nuestra ACTITUD nos vamos a quedar en una o en otra.

Nuestra tendencia a calificar las experiencias de la vida como agradables o desagradables, es responsable de nuestro sufrimiento. De que nos sintamos a veces desbordados o sobrepasados emocionalmente. En muchas ocasiones, sufrimos porque queremos algo que no tenemos, o porque no queremos lo que tenemos. De este modo cuestionamos la realidad, nos resistimos a que las cosas sean como son, y sufrimos por ello.

 

La evaluación y la clasificación de nuestras experiencias de vida ocurre tan deprisa que no somos conscientes de ello. Pocas veces nos damos cuenta de la evaluación continua que hacemos de las experiencias. Prestar atención a tus sensaciones y a cómo te relacionas con las experiencias, te ayudará a darte cuenta de cómo con tus pensamientos, incrementas o reduces el sufrimiento asociado a las experiencias dolorosas de la vida.

 

¿Quién no ha sentido sufrimiento emocional en alguna ocasión? Todos hemos sentido un dolor inmenso ante situaciones de la vida como la pérdida de una persona, la ruptura de una relación o quizá la infidelidad de nuestra pareja.

 

Algunas personas opinan que el dolor emocional puede ser más doloroso que el dolor físico. De hecho, recientes estudios han confirmado que el cerebro procesa en el mismo lugar el dolor físico y el dolor emocional. El dolor emocional, además, y al igual que el dolor físico, puede volverse crónico y quedarse instalado en nuestra vida, con los consecuentes problemas que esto conlleva.

 

Aquellas personas que viven atrapadas en emociones negativas, son aquellas que conviven con el sufrimiento mental. Ante este sufrimiento, se produce una serie de emociones o estados, como la frustración o la ansiedad, alterando el pensamiento, nuestra conducta y nuestra manera de relacionarnos.

 

Hay una gran variedad de trastornos mentales, cada uno de ellos con manifestaciones distintas. En general, se caracterizan por una combinación de alteraciones del pensamiento, la percepción, las emociones, la conducta y las relaciones con los demás. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) los tratamientos eficaces contra los trastornos mentales son las medidas que permiten aliviar el sufrimiento que causan.

A continuación, hablaremos de unas pautas para salir del sufrimiento mental y así entonces incrementar nuestro bienestar.

  1. Acepta el dolor: La resistencia siempre consigue que aquello contra lo que luchamos se intensifique
  2. No reprimas tus sentimientos: Permítete sentir lo que estás sintiendo. Tu dolor es parte de ti y merece ser sentido y expresado.
  3. Evita los pensamientos que te llevan al sufrimiento: Asóciate al recuerdo de un momento muy agradable y deja que cobre fuerza. Trae los pensamientos, emociones y sensaciones agradables asociados a esa experiencia y exagéralos
  4. Practica la atención plena: procura centrar tu atención en cada cosa que hagas. Da igual lo que sea, cocinando, duchándote, o planchando. El hecho de poner toda tu atención en esa actividad te ayudara a distraerte.
  5. Cuídate y consiéntete: haz lo que te siente bien para ti, de realizar y disfrutar esas actividades saludables o beneficiosas para ti,
  6. Aprende a querer tu dolor: El hecho de conseguir abrazar el dolor que sientes hará que la carga disminuya considerablemente. El dolor, es una parte de ti y como todo tú merece y necesita ser amado.
  7. Encuentra un pasatiempo: ocupa el tiempo con algo que te guste, que te ayude a cargar pilas. Haz aquello con lo que disfrutes.
  8. Apóyate en tus seres queridos: procura rodearte de personas que te hagan feliz. Está bien desahogarse de vez en cuando, pero tenemos que evitar el hecho de convertirnos en víctimas que siempre encuentran la ocasión para hablar de su dolor. Busca personas positivas que te hagan felizy te ayuden a aligerar tu dolor con un poco de humor y alegría.
  9. Pide ayuda profesional: Recibir apoyo profesional a tiempo, puede ser clave para no cronificar el sufirimiento y conseguir bienestar personal.

 

Sabemos que no es tarea fácil, que luchas con nuestras emociones puede ser un trabajo duro, pero puedes y debes confiar en ello.

 

Un saludo

 

Meritxell Alcaraz