Normalmente si nos preguntan qué es un trauma, todos y todas hablaríamos de un estado psicológico negativo tras experiencias como la pérdida de un familiar, una enfermedad grave o haber vivido un desastre natural. Y estaríamos en lo cierto, porque todas estas situaciones cumplen con las tres características de lo que entendemos como traumático.

En primer lugar, son hechos inesperados o que nos llegan por sorpresa. En segundo lugar, son eventos extraordinarios que no estamos preparados para enfrentar, es decir, superan nuestros recursos para manejarlos. Tienen una alta carga emocional que no conseguimos digerir. Y, por último, rompen nuestros marcos de referencia y esquemas básicos para comprender la vida y nuestras creencias de control.

Estas situaciones pueden generar heridas en las cuales la sintomatología principal es ansiedad, irritabilidad, flashbacks o reexperimentaciones de lo ocurrido e intentos de evitar situaciones, personas o cosas que nos recuerden lo sucedido. Se altera nuestro estado emocional, cognitivo y conductual.

Pero, a veces, no todo trauma psicológico tiene una causa tan clara para nosotros/as. Puede ocurrir que situaciones de nuestra vida como las humillaciones o la falta de cuidados en la infancia nos acaben generando un trauma emocional. Éste último, recibe el nombre de trauma por omisión.

Y aquí radica la diferencia de lo que llamamos Trauma con mayúscula o trauma con minúscula. En el primer caso, se ve comprometida nuestra vida (un accidente de coche, por ejemplo) y en el otro no (bullying o una ruptura de una relación significativa).  El trauma con t surge, normalmente, a base de repeticiones.

Es relevante comprender que no toda persona desarrollará un trauma ante situaciones potencialmente traumáticas ya que el momento, las circunstancias del acontecimiento, la trayectoria de la persona y sus recursos tienen un papel importante. Ni tampoco todo malestar ante situaciones complicadas es trauma.

Pero sea cual sea la molestia psicológica que se experimente hay solución. La resiliencia es una capacidad desarrollable. Y el EMDR nos ayuda a superar las consecuencias que nos dejan los acontecimientos potencialmente traumáticos. Si quieres conocer de qué estamos hablando, no dudes en contactarnos.